#Opinión // Unión, fraternidad y lucha entre la clase trabajadora

mayo 2, 2025

Por Noel González Jiménez

Fue en el año de 1889 en la Conferencia Internacional Socialista (Segunda Internacional) donde se declaró el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores, en conmemoración de la huelga de Chicago de 1886. Desde entonces, cada año se recuerda que, a lo largo de la historia, los movimientos obreros han sido la respuesta a las precarias condiciones de trabajo y vida a las que se ha visto sometida la clase trabajadora en diferentes regímenes. Tras la Revolución Industrial, la explotación laboral, los salarios ínfimos, las jornadas interminables y el trabajo infantil se intensificaron, dando lugar al surgimiento de un movimiento obrero cada vez más fuerte. Han transcurrido 136 años de esta declaración, el tiempo pasa, pero la lucha sigue viva, sigue muy vigente.

En nuestro país, en el año de 1913, aproximadamente 25 mil obreros hicieron por primera vez el desfile obrero del 1 de mayo y exigieron la implantación de la jornada de ocho horas de trabajo a Victoriano Huerta, presidente en turno de México en ese momento, con el paso de los años, este número fue tomando forma y fuerza. En 1923 Álvaro Obregón fue quien promulgó el primero de mayo como el Día del Trabajo en México, pero fue hasta 1925 que el presidente Plutarco Elías Calles estableciera la celebración de forma oficial.

Ya de forma oficial, han sido cien años de lucha por la reivindicación de los derechos de los trabajadores en nuestro país, pero una lucha que no ha visto la luz. Aun se padecen jornadas laborales extensas, explotación infantil, la falta de regulación para el trabajo de mujeres, condiciones laborales pésimas, salarios que no alcanzan, en fin, aún no se hace justicia a quienes salen todos los días a producir en las fábricas, en el campo y en las instituciones oficiales.

Hoy vemos como los médicos y enfermeros se manifiestan un día sí y el otro también, para denunciar que en sus centros de trabajo como clínicas, hospitales o centros de salud, no tienen lo necesario para atender a la población, teniendo que improvisar para poder salvar vidas y todo ello para al final recibir un salario de miseria; el magisterio es otro de los sectores que, prácticamente todos los días salen a las calles para denunciar el mal servicio médico que tienen y también los salarios de hambre que los obliga, muchas veces a tener que buscar otras fuentes de ingreso.

En el caso del campo, los jornaleros trabajan desde que sale el sol hasta que se oculta, para ganar al día lo mínimo, dejándolos sin la posibilidad de que sus hijos asistan a la escuela, tengan un servicio de salud de calidad y, por ende, condenarlos a tener una vida de miseria.

Y ni hablar de los obreros, de los que salen todos los días de sus hogares para llegar a las fábricas o maquilas a mover las maquinas, sin condiciones mínimas de seguridad, con salarios que no alcanzan para nada, pero que deben aguantar estas condiciones porque tienen una familia que mantener.

La lucha de los trabajadores ha traído grandes beneficios y cambios, pero no es suficiente, aún no se alcanza el nivel de vida esperado, aun continua la explotación laboral, solo que con otro nombre “ponerse la camiseta”.

Por eso es importante no olvidar que el 1 de mayo es una fecha de unidad de los trabajadores, es una fecha para exigir se cumpla lo que está plasmado en la constitución, donde se debe recordar el por qué ahora contamos con derechos, y que esos derechos no nos fueron regalados, son resultado de manifestaciones, de huelgas, de levantar la voz, de ser perseguidos, amenazados y, en muchos casos, asesinados los que se atrevieron a luchar.

Los trabajadores de todo el mundo deben verse como uno solo, lo que le pasa a uno le pasa a todos, lo que pasa en México pasa en muchos países, por ello es de suma importancia no olvidar a los que lucharon en el pasado para que ahora se tengan mejores condiciones laborales, ellos ya hicieron lo que les tocaba, nos heredaron lo que hoy gozamos, ahora toca hacer lo propio, pensar qué futuro le heredaremos a nuestros hijos, hoy debemos luchar por lo que falta y para que se respete lo hasta ahora logrado.

Es momento de no olvidar el lema político “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, grito de guerra del Manifiesto Comunista (1848) de Karl Marx y Friedrich Engels, hoy más vigente que nunca.