Por Pedro Pérez Gómez
Digan lo que digan los medios de comunicación en la mañanera, México se encuentra en una situación complicada. No crece la economía y la inflación aumenta. Después de seis años de gobierno de AMLO y lo que lleva Claudia Sheinbaum, nuestro país va en picada debido al pacto con el crimen organizado, desde su famoso acuerdo “abrazos, no balazos”, que ha corrompido instituciones y prácticamente todo, porque cuando el poder se corrompe, las consecuencias son desastrosas.
Lo grave es que las consecuencias, como siempre, las pagan los más pobres. Llevamos ya muchos años y las cosas no cambian, no se corrigen, empeoran. La pobreza aumenta, la delincuencia crece a niveles nunca antes vistos. Es escandaloso que no haya medicina, la educación está en retroceso, el crimen organizado controla más de la mitad del país, provocando que México esté bañado en sangre.
Son ya varias las opiniones que dicen que la economía no está fuera de peligro. Nos quieren convencer con una aparente calma, pero la verdad es que persisten los riesgos financieros globales. El gobierno mexicano nos habla de estabilidad, pero enfrenta amenazas externas y debilidad.
Estando las cosas así, el gobierno debería tomar acciones decididas, más eficaces. Le está apostando todo a su famoso Plan México, pero todo es puro rollo; en los hechos, no están haciendo nada. Le están apostando a la reforma judicial, pero todas estas medidas no ayudan, traen más dudas al interior de la economía.
Este domingo primero de junio de 2025 se llevará a cabo una salvajada, según El Economista. Llama la atención el hecho de que nadie se interese por la elección, que más bien parece una burla, la más vulgar. Así que México se puede equivocar de nuevo. ¿Qué ganamos los mexicanos de a pie con la elección de ministros, magistrados y jueces?
El primero de junio se van a elegir 881 puestos del Poder Judicial, resultado de la famosa reforma judicial del 2024. Se van a elegir 333 jueces de distrito, 464 magistrados de circuito, 9 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 5 magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, 2 magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y 15 magistrados de las salas regionales.
El sistema judicial tiene varios problemas que todo mundo sabe, porque lo padecemos en carne propia, y me refiero al poder local, que es donde muchas veces se atoran las cosas, pero que aquí no están tomando en cuenta. Lo que el pueblo siente es que es una imposición, una tomada de pelo, una burla. El pueblo no conoce a los candidatos, tiene dudas porque no fue tomado en cuenta en su elección. Además, no se sabe de dónde sacan dinero para sus campañas. El pueblo siente que sería mejor invertir en medicinas, vacunas, en educación, en algo de más provecho para todos.
Las cosas no están bien; el país está enfermo, con pronósticos reservados. Estamos siguiendo una política y caminando como los cangrejos: hacia atrás. La inseguridad aumenta, así como la desigualdad social. No crecemos económicamente, la deuda creció, la pobreza, como la corrupción, aumentaron, provocando más desconfianza aún en esta administración que en los sexenios pasados. Estamos en uno de los países más desiguales de América Latina.
Mientras se recurra al engaño y no se acepten los errores, las deficiencias, las cosas no van a mejorar, y a la larga causarán graves daños a muchas generaciones. ¿Dónde quedó la transformación? ¿Dónde se está construyendo el segundo piso de la Cuarta Transformación? Ahora es casi imposible gestionar servicios básicos para la gente. Los pretextos son muchos, pero la realidad nos dice que falta el agua potable, que las tarifas de la luz aumentaron en más del 100 %, la gasolina y el gas están por las nubes.
Además, se corre otro alto riesgo que hace que se enciendan los focos de alarma para todos, porque la delincuencia organizada está incontenible, matando a funcionarios públicos muy cercanos al sistema, demostrando que Morena se está pudriendo por dentro y que son los diferentes grupos los que están haciendo pedazos a la nación y sembrando la desconfianza y la incertidumbre entre las grandes empresas, que por miedo no se atreven ya a invertir en un país tan inseguro, con un gobierno tan débil.
Esa es la razón por la que más de la mitad de los ciudadanos piensa que las cosas en México van mal. Eso dicen los informes oficiales, pero la verdad es más cruda y desalentadora