#Nacional // Programas sociales de la 4T no frenan la crisis juvenil: México destaca en tasa de “ninis”

septiembre 29, 2025

CDMX – Méxixo ocupa uno de los primeros lugares en América Latina por la elevada proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan, y la situación, lejos de mejorar, se ha agudizado bajo el actual modelo de programas sociales del Gobierno federal.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al 2025 el 16.6 por ciento de los jóvenes mexicanos de entre 15 y 24 años no tienen acceso ni a la educación ni al empleo formal, un porcentaje superior al de países como Argentina (16.3), Chile (13.8), España (10.1) y Estados Unidos (11.6). En México, las mujeres son las más afectadas, con una tasa de 23.8 por ciento frente a 9.3 por ciento en los hombres.
Aunque el Gobierno de la llamada Cuarta Transformación ha destinado miles de millones de pesos a programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro o Becas Benito Juárez, especialistas y la propia OIT advierten que estos esquemas no han logrado revertir el problema estructural. El modelo de transferencias directas ha generado dependencia económica sin ofrecer capacitación suficiente ni vinculación real con el mercado laboral.
“La elevada tasa de jóvenes que ni trabajan ni estudian ni reciben formación sigue representando un problema para los más jóvenes, en particular para las mujeres”, señaló la OIT, al advertir que en 2024 el promedio mundial de mujeres en esta situación ascendía a 28 por ciento.
La organización recomendó que los países implementen políticas públicas más integrales: programas de formación adaptados a las necesidades empresariales, servicios de intermediación laboral, subsidios a la contratación, incentivos para el autoempleo y proyectos de infraestructura productiva.
Sin embargo, en México la política social actual ha privilegiado la entrega de apoyos en efectivo sobre la creación de condiciones para la inversión productiva y el empleo formal, lo que, según analistas, mantiene a miles de jóvenes atrapados en la informalidad o fuera de la vida activa.
En un escenario de bajo crecimiento económico y estancamiento educativo, el reto es que la llamada “generación de los apoyos” no se convierta también en la generación sin futuro.