Por: Miguel Álvarez
Con profunda tristeza me enteré, de la muerte de don Vicente Ramírez, del primer líder campesino de Antorcha en San Luis Potosí, originario del ejido La Concordia, Armadillo de los Infante; cuna del Movimiento Antorchista de San Luis Potosí.
«Siga usted compañero en la lucha, en Antorcha; yo ya no puedo, apenas puedo oírlo, ya no puedo caminar ni ver; pero cuántas ganas tengo de acompañarlos a ustedes, cómo antes íbamos con el Profe Humberto -primer dirigente antorchista en San Luis Potosí, hoy también finado- para ir a la Peña, a Paradita, al Durazno, al Rincón del Refugio; ya no puedo…» Me dijo dolorido y triste Don Vicente, hace año y medio que fui a verlo a su casa y saludar a él y a su fiel esposa, doña Nestora. Duros consejos salidos de sus ansias de poder caminar, de hablar a sus familiares y compañeros para que entendieran la necesidad de estar unidos y organizados, en la organización de Antorcha; que sacó del abandono y miseria a La Concordia y llevó al Progreso a Armadillo. De sus ansias de poder compartir sus experiencias, sus sufrimientos y amarguras con sus compañeros de lucha, como el Profe Humberto que luchó hasta el último día de su existencia en Antorcha; de poder abrazar a todos sus semejantes, a los más pobres entre los pobres; de sus ansias de llorar, de llorar y abrazar a los que sufren, a los que padecen hambre, a los que viven de amargura y desprecio de los poderosos. Don Vicente ese es tu legado: tu entereza, tu monumental honradez y fidelidad por los pobres de este mundo. A costa de la miseria propia y de tu familia.
Ese día me despedí de don Vicente con un delicado abrazo. Bendiciéndome él y doña Nestora tierna y fraternalmente, y me ofrecieron pasar a comer, cómo siempre nos ofrecía doña Nestora a los viejos activistas de Antorcha en Armadillo.
Gloría eterna a Don Vicente.
