Por Luis Maldonado García
Todos hemos sido testigos que ha días de la inundación, de las fuertes lluvias que acontecieron en Veracruz, Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí se sabe que fueron muchas las pérdidas, pertenencias, vidas humanas. Salió a relucir la incapacidad, la ineptitud, la falta de previsión, pues esto ya estaba anunciado, fue dicho mínimo con anticipación de las precipitaciones pluviales en abundancia. Hasta el momento la presidenta se ha visto envuelta en una serie de críticas tras la desaparición del FONDEN y que al intentar defenderse se hunden más, pues los que antes estaban al frente de este fideicomiso ahora están en Morena.
Las escenas que vimos en redes sociales son desgarradoras, pues la gente lo perdió todo, pero también vimos cómo es el pueblo mismo el que libera y apoya al pueblo mismo pueblo, las lecciones están a la vista de todos, en donde existe olvido gubernamental, ahí está el pueblo siempre apoyando a sus hermanos de clase.
Podrán decir que desastres naturales suceden por el cambio climático, sí, pero hay cosas que se pudieron hacer antes, como muros de contención entre otras cosas más. Aunado a esto la tardía respuesta a este desastre deja muy mal al gobierno de “primero los pobres”
Como vemos todo lo que pasa en nuestros días son el resultado por una parte del desgaste de un sistema capitalista en decadencia y desde luego de una clase política que ya no responde ante los llamados y alertas de sus gobernados, no escucha la voz de los que menos tienen.
A decir verdad, la clase trabajadora esta a la intemperie, ni quien vele por sus intereses como clase trabajadora. Este y otros desastres que han ocurrido en el país nos dejan claro que lo que verdaderamente salva al pueblo es el mismo pueblo. La fuerza radica en su unidad, en su organización. De los desastres también sacamos lecciones para darnos cuenta quienes son los que nos ayudan y quienes solo están cuidando el hueso para seguirlo mordiendo.
En el Movimiento Antorchista somos pueblo organizado, en cuanto se supo de los desastres cientos compañeros se organizaron para ir a ayudar a los damnificados y se colocaron centros de acopio para una respuesta inmediata. Aunque nuestros esfuerzos parezcan pocos, somo la llamita que está encendida al final del túnel diciendo que el pueblo se organice y luche por los que le pertenece.







