Por Pedro Pérez Gómez
El sistema capitalista en nuestro país, así como en todo el mundo, se está desgastando aceleradamente. Para mantenerse en el poder, crea tipos de Estado y formas de gobierno que le permiten controlar la situación y seguir gobernando. Estos tipos de Estado, en esencia, no cambian; solo varía su forma. No cambia su carácter de clase, sino la manera en que esa clase ejerce el poder.
En la historia han existido varios tipos de Estado: esclavista, feudal, burgués y proletario. Las formas pueden ir desde las democráticas y representativas hasta las dictatoriales y unipersonales, pasando por monarquías, repúblicas o regímenes parlamentarios.
En México, los cambios que han existido son superficiales, pues solo afectan la apariencia exterior sin alterar el funcionamiento del sistema. En el fondo, es la misma clase la que mantiene el poder, utilizando diferentes colores: rojo con el PRI, azul con el PAN, amarillo con el PRD y guinda con Morena.
En siete años del color guinda y uno de Claudia Sheinbaum, la administración terminó con el déficit fiscal más alto de los últimos cuarenta años, según El Economista. Esto significa que no se está produciendo la riqueza suficiente: se gasta más de lo que se produce o recauda. Así se gobernó con AMLO.
Los gobiernos anteriores dieron mejores resultados: AMLO tuvo un crecimiento promedio anual de 0.8 %, el más bajo en décadas; Peña Nieto, 2.5 %; Felipe Calderón, 1.9 %; y Vicente Fox, 2.6 %. Entre 1950 y 1970, México logró tasas de crecimiento económico del 6.6 %.
En el sexenio de Claudia Sheinbaum se ve muy difícil repuntar, pues parte de una base extremadamente endeudada. En 2018, el coeficiente deuda-PIB era de 43 %, y ahora es de 53 %. Los pronósticos oficiales indican que este primer año el crecimiento será cercano a 0 % y que el segundo año no será mejor.
Parece que los doce años de gobierno de Morena dejarán números rojos. Si las cosas siguen así, nuestra deuda seguirá creciendo inevitablemente; nuestras necesidades aumentarán, la población seguirá en aumento, pero los presupuestos serán cada día más pequeños. En solo seis años, del 2018 al 2024, la deuda externa aumentó en ocho billones de pesos adicionales, es decir, un 80 % más.
Existen varias pruebas e indicadores que muestran un panorama de estancamiento y deterioro en varios aspectos. En 2025, el crecimiento del PIB fue débil: 0.1 %, según el Fondo Monetario Internacional, que estima un crecimiento de apenas 1 %. Hay problemas graves en el mercado laboral y pérdida de empleo: en 2025 se registró una reducción de 1.3 millones de personas ocupadas en comparación con el mes anterior, la mayor caída desde 2022. Además, entre agosto de 2024 y agosto de 2025 hubo una disminución de más de dos millones de personas. No se han creado empleos formales; la industria creció apenas 0.07 %, la deuda superó los 18 billones de pesos y se eliminaron más de 18 fideicomisos, entre ellos el FONDEN.
Por lo tanto, podemos ver que los principales problemas son la inseguridad, el nulo crecimiento económico, la corrupción, la pobreza, la desigualdad económica y social, la escasez de agua, la contaminación, el acceso limitado a la vivienda, el alto costo y la falta de financiamiento, la vulneración de los derechos humanos, el transporte público ineficiente, la falta de empleo digno, la educación deficiente, la debilidad del sistema judicial y la falta de inversión en ciencia y tecnología.
Por esta mala política es que hoy no hay FONDEN ni vivienda suficiente, ni medicinas en los hospitales. Por eso hay crisis en el campo, con altos precios de fertilizantes, herbicidas y maquinaria. La situación es tan grave que los agricultores tienen que tirar su producto, y los ganaderos, la leche, porque no recuperan ni los gastos.
El gobierno federal no tiene recursos y está recortando presupuestos por todos lados, aplicando una política de austeridad que niega todo tipo de apoyo. Estos resultados confirman que las autoridades no están para resolver los problemas de la sociedad, sino para asegurar la dominación de una clase sobre otra.
El Estado no es un aparato neutral al servicio de toda la sociedad, como dicen los medios de comunicación. Estos mismos medios, pagados por el Estado, se encargan de crear cortinas de humo para desviar la atención del pueblo de los verdaderos problemas. Se inventan atentados, se critican entre ellos, al grado de engañar a la población haciéndole creer que están inconformes.
Ante esta crisis que vive nuestro país, todos los hombres y mujeres pertenecientes a la clase más pobre necesitamos organizarnos y tener muy claro que en el mundo y en México solo hay dos clases: ricos y pobres. Los ricos nos han gobernado por miles de años, pero es el pueblo trabajador el único que crea la riqueza social. Sin embargo, siempre lo han engañado, dándole migajas, lo suficiente para sobrevivir y reproducirse, evitando que la clase poderosa extermine a la gallina de los huevos de oro.







