El Imperialismo ataca de nuevo: Rusia, Bolivia y Venezuela

agosto 22, 2024

Por: Omar Carreón Abud

El imperialismo siempre declara que busca el respeto a los derechos humanos y la democracia, pero en su propio territorio se violan flagrantemente los derechos humanos y no hay democracia. Batallo para escoger la información que ilustre y no confunda con datos excesivos, no obstante, debo decir que cada día son más las familias, cientos de miles de familias en Norteamérica que no tienen una casa, ni indigna, y viven en la calle y ahora se han encontrado con que es absolutamente legal prohibirles pernoctar en la vía pública. ¿A dónde deberán ir entonces? ¿Dónde quedan los derechos humanos? Nadie lo resuelve. Y en cuanto a la democracia, baste informar al estimado lector, víctima de la arrasadora propaganda occidental, que Estados Unidos es el único país, entre los grandes países capitalistas, en el que el sistema electoral permite que llegue a la presidencia el candidato que haya tenido menos votos en una elección, de locos, gana el que pierde.

Ese sistema no sobrevive por justiciero y noble, todo lo contrario, por explotador y agresivo. Su modo de producir, en el que obtener la máxima ganancia es el principio superior a cualquier otra consideración o sentimiento, lo obliga a tener a su servicio a grandes masas de trabajadores que ganan salarios que nunca, jamás, los sacan de la pobreza y, como complemento indispensable, tiene que devorar cantidades gigantescas de recursos naturales que busca desesperado por todo el mundo y se apodera de ellos mediante criminales guerras de conquista. Para ese sistema aborrecible, es de vida o muerte contar siempre con cantidades infinitas de recursos para mantener a sus fábricas produciendo mercancías de día y de noche, mismas que, al venderlas, le permiten hacer realidad los valores que contienen.

Rusia es un vastísimo territorio con incalculables recursos naturales ¿desde cuándo lo ambiciona, sueña con que sea suyo nada más la burguesía occidental? Por lo menos desde 1812, cuando Napoleón Bonaparte se decidió a conquistarla con su ejército casi invencible, en cuyas afiladas bayonetas iban los intereses de la burguesía, la clase triunfante en la Revolución Francesa, pero no pudo. Posteriormente vendría la horda fascista, largamente incubada y alimentada por la burguesía alemana y la occidental en general, que causó 28 millones de muertos, casi cada familia de lo que fue la Unión Soviética tiene un antepasado muerto en la Segunda Guerra Mundial y tampoco pudo. La Guerra Fría, más bien la guerra sucia, continuaría los esfuerzos que parecieron realizarse con la caída del socialismo en 1991 y la inmensa tragedia social que significó el gobierno de Boris Yeltsin, pero tampoco se consumó el intento.

Así se explica que cuando Mijail Gorbachov aceptó la reunificación de Alemania se haya conformado con la sola promesa de que la OTAN no se movería hacia el Este. Hay quien ha dicho que los norteamericanos lo chamaquearon, yo digo que entregó la plaza y no tendrá que vivir mucho quien quiera saber la verdad. Por lo pronto, es un hecho incuestionable que después de la solemne promesa a Mijail Gorbachov, la OTAN incorporó a 12 países más y se desplazó provocadoramente hacia el este, hasta la frontera con Rusia; Ucrania está en espera de incorporarse. Por lo pronto, también, ya es un hecho mundialmente conocido y denunciado que las tropas y las armas de Occidente han invadido a Rusia, atacan centrales de energía nuclear y acribillan a civiles en la calle. Opino que su macabro plan no tendrá éxito.

Hace poco más de un mes, el 26 de junio, de manera intempestiva, un grupo de militares de las Fuerzas Armadas de Bolivia, con tanquetas y vehículos blindados, lidereados por el que era entonces su Comandante en Jefe, el General del Ejército, Juan José Zúñiga, ocupó la llamada Plaza Murillo, que es la plaza principal de La Paz, la capital de Bolivia, frente al Palacio Quemado, sede del gobierno, e intimó al presidente Luis Arce a que renunciara de inmediato y les entregara el poder. Se ha sabido después que hubo otros militares implicados en el intento de golpe de Estado pero que, a última hora, decidieron no participar, por lo que el intento golpista fracasó sonoramente. Llama mucho la atención que tratando de evitar el ridículo, las agencias noticiosas occidentales, algunos gobernantes adictos y opinadores comprados, hayan declarado concertadamente que sólo se trató de un autogolpe de Estado de parte del propio presidente para ganar simpatías.

Del lado de quienes han orquestado y pagado la inmensa mayoría, por no decir que todos, los golpes de Estado de los últimos cien años en esta América nuestra, se declaró, en conferencia de prensa del portavoz adjunto de Estado, Vedant Padel (empleado menor, para restarle importancia al asunto), lo siguiente: “seguimos monitoreando la situación en Bolivia como imagino que lo hacen muchos en la comunidad internacional. Entendemos y hemos tomado nota de la cantidad de puntos de vista que han surgido en los últimos días” y aseguró que su país da “la bienvenida” a un análisis independiente de los hechos ocurridos de conformidad con el derecho internacional. “Estos acontecimientos en Bolivia dejan claro que la democracia sigue siendo frágil en algunas partes de nuestro hemisferio” (fin de la cita). Ninguna condena a quienes violaron el Estado de Derecho, abusaron de sus armas y uniformes y quisieron imponer por la fuerza su voluntad a todos los bolivianos. Solamente se da “la bienvenida a un análisis independiente de los hechos”.

En Venezuela también se intentó dar un golpe de Estado. El Universal del ocho de agosto pasado reportó lo siguiente: “El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció este miércoles que la gran mayoría de quienes han participado en actos de “violencia” tras las elecciones del 28 de julio, por los que –asegura– van dos mil 229 detenidos, fueron “entrenados” en Texas (EU) y Colombia, así como en Perú y Chile… Explicó que son “grupos juveniles” que fueron “captados” por el abanderado de la oposición mayoritaria, Edmundo González Urrutia, a quien llamó “criminal de guerra”, y por la líder antichavista María Corina Machado para llevar a cabo esas acciones, entre las que mencionó ataques a centros de salud y de educación y derribo de estatuas del fallecido presidente Hugo Chávez”. Informo a los lectores poco actualizados que el intento de golpe de Estado en Venezuela resultó ser otro calcetinazo del imperialismo.

¿Mortificado el imperialismo por las necesidades básicas de los bolivianos y los venezolanos?, ¿por el funcionamiento de la democracia en sus países? No nos hagamos ilusiones. Cuando compareció en el mes de marzo de 2023 ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de EE. UU. la General Laura Richardson, jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EE. UU. acantonado en Florida, advirtió que China “continúa expandiendo su influencia económica, diplomática, tecnológica, informativa y militar en América Latina y el Caribe” y añadió que “esta región está llena de recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios aprovechándose de eso”. Bolivia, en efecto, es un depósito inmenso de litio y tiene las mayores reservas mundiales, con 21 millones de toneladas y ha firmado dos pactos con China y Rusia. El litio es un importantísimo mineral que se ha convertido en crucial para fabricar baterías y vehículos eléctricos que cada vez se venden más en el mundo.

Después de lo dicho, que es bastante poco comparado con los inmensos recursos naturales de Rusia, que sólo en los últimos años, antes de la sanciones de EE. UU., se había convertido en la fuente principal de petróleo y gas baratos a Europa; de Bolivia, con lo citado acerca de sus reservas y contratos de litio; y de Venezuela, que posee los mayores depósitos probados de petróleo en el mundo, ¿cree usted que los móviles de la invasión a Rusia que ya no es sólo un plan, sino una realidad sobrecogedora, el intento de golpe de Estado en Bolivia y las declaradas intenciones de imponer un presidente espurio con antecedentes de paramilitar a sueldo, en el caso de Venezuela, son sensibilidad humanitaria y profunda convicción democrática?