#Opinión // Soberanía alimentaria, entre promesas y fracasos

febrero 5, 2025

 

La política neoliberal aplicada al campo inició en los 90s, y consistió en dejar a su suerte a los campesinos mexicanos, afianzar la penetración del capital, para acelerar el acaparamiento de las mejores tierras y el desplazamiento de la población rural a los centros urbanos.

Pero la industrialización no creció al ritmo deseado, las ciudades se llenaron de desocupados que engrosaron las filas del trabajo informal, así también, cientos de miles de mexicanos se vieron forzados a cruzar la frontera norte para buscar el trabajo que su patria no les pudo brindar.

En el número 1169 de la revista Buzos de la Noticia, dice textualmente “Desde los 90s, se empieza una desarticulación de la estructura pública agrícola. Se eliminaron los seguros, los préstamos y créditos al campo; se canceló la compra de productos agrícolas que se distribuían en las tiendas de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (más conocida como Conasupo).

Luego, en el año 2000, vino el cierre de la Productora Nacional de Semillas, la paraestatal encargada de concentrar y resguardar las semillas originales, entre ellas las de maíz y frijol”.

Además, desapareció el crédito rural, los proyectos para adquirir maquinaria e implementos agrícolas, así como el seguro agrícola, apoyos para compra de semillas y fertilizantes.

Muchos productores hoy son presas de la delincuencia, obligándolos a pagar una cuota por la comercialización de sus productos, sin que las autoridades de todos los niveles les tiendan la mano, ocasionando el abandono de sus tierras.

Pero la política neoliberal de desmantelar a las instituciones en apoyo al campo continuó con el gobierno de AMLO, el pasado 25 de abril del 2023, La Cámara de Diputados, con la mayoría de morena, aprobó la extinción de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario Rural, Forestal y Pesquero. Con ello sepulto la única institución que financiaba a los agricultores.

Pero los neoliberales de morena, acostumbrados a mentir, lanzan su nueva consigna, “garantizar la soberanía alimentaria”, que ha sido un rotundo fracaso, pues sus recortes al presupuesto agropecuario y la desaparición de los programas para elevar la producción de granos básicos, ha tenido el efecto contrario, una mayor dependencia de los Estados Unidos.

“Somos dependientes del maíz amarillo estadounidense que consume el ganado. En EE. UU. existen subsidios, venden más barato, contra lo que productores nacionales no pueden competir. Hay un desinterés en el gobierno por la producción”.

En 2024 México importó de Estados Unidos una cifra récord de maíz amarillo; los datos hasta noviembre sumaron 21.8 millones de toneladas. En 2023 se importó 19.6 millones de toneladas, un incremento del 11.22 por ciento.

Depender de los Estados Unidos para satisfacer las necesidades alimentarias de los mexicanos, nos coloca en una situación muy peligrosa. Simplemente con detener el suministro de maíz amarillo estadounidense, acarrearía consecuencias peores que una invasión armada a nuestro país.

En el libro Historia General de México, del Colegio de México, sobre el origen del cultivo del maíz en el México antiguo (en el periodo conocido como Horizonte Protoneolítico, del año 7000 a 4500 antes de nuestra era), dice “El tránsito de la recolección al cultivo…fue un acontecimiento, único, de aprender a producir lo que se va a comer, ha sido llamado la Revolución Neolítica, y marca uno de los momentos fundamentales de la historia humana.”

En México existen 64 razas de maíz; de estas, 59 son nativas y se dividen en siete grupos porque sus procesos evolutivos se han dado en zonas ecológicas y climáticas distintas. En América Latina se han identificado 220 variedades de maíz.

La historia del cultivo de esta planta, inicio en México y después de miles de años de cultivar maíz para la alimentación de muchísimas generaciones, hoy con las políticas erradas de los gobiernos anteriores y morenistas, no somos capaces de producir este producto básico que nos daría una verdadera soberanía alimentaria y por lo tanto una verdadera soberanía nacional.

En Durango. Desde el pasado noviembre, Segalmex, institución federal que prometió a los campesinos un pago justo por sus cosechas, tiene un adeudo de más de 190 millones de pesos con más de 1,100 productores de frijol y maíz. Este retraso en el pago, que lleva más de 85 días ha generado una crisis en el sector agrícola, ya que los campesinos, además de enfrentar problemas climáticos, han adquirido créditos que ahora acumulan intereses debido a la falta de este pago.

Gerardo Noriega Altamirano, investigador del Departamento de Agronomía de la Universidad Autónoma Chapingo dijo a la revista Buzos: “Es urgente hacer algo por el sector social de los campesinos marginados. Pero ahora es momento de reflexionar y repensar una política agrícola integral, porque no podemos seguir dependiendo del exterior para alimentar a la población mexicana. El problema de la alimentación debe ser un asunto de seguridad nacional”.

Con la llegada de Donald Trump, a la Presidencia de los Estados Unidos y sus amenazas contra nuestro país, nos coloca en una posición muy vulnerable.

¿Lo entenderá el gobierno del segundo piso de la cuarta transformación?